Especificación de la conducta a observar
El primer paso en el aprendizaje de la Tortuga es definir
específicamente en qué conductas disruptivas objetivo nos gustaría
que el niño utilizara la Tortuga. Es importante definir las conductas
objetivo para que sean fácilmente observables, y se puedan
distinguir perfectamente cuales están dentro del repertorio
conductual del niño. Por ejemplo, un problema bastante común en
clase son las peleas; pelearse es una extensa categoría conductual,
que incluye muy diversas manifestaciones: puñetazos con o sin
provocación, golpes en repuesta a burlas, empujarse, insultarse,
etc. Hay que definir operativamente la categoría para saber en qué
momentos se debe utilizar la técnica de la Tortuga.
Una adecuada definición de “pelearse” podría ser: “dar puñetazos y
puntapiés sin sacudidas accidentales”, pero otra igualmente válida
podría ser: “ dar puñetazos y puntapiés, además de sacudidas
accidentales”. Las dos son perfectamente validas, es necesario
tomar de antemano este tipo de decisiones antes de introducir la
Tortuga y ser muy consistentes con la definición. Se puede decidir
seleccionar unas pocas conductas, lo que seria tan correcto como
elegir muchas, siempre que las definamos operativamente cada una
de ellas.
El criterio importante a atenerse para definir cualquier conducta es
responder lo mejor posible a la pregunta ¿qué hace exactamente el
niño?. Es recomendable escribir la definición de la conducta para
evitar errores y para facilitar la implantación de la técnica por
distinto agentes, así como para posibles replicas del programa,